El tiempo que esperamos para hacer o no hacer, vivir o dejar de hacerlo, determina cada uno de los momentos que vivimos, o no, a continuación.
Es importante vivir cada momento, cada segundo al máximo, cada instante único con la misma intensidad que el anterior, como si no fuera a existir otro.
Si hay algo con lo que siempre reflexiono es sobre cada minuto de mi vida, y su significado, contextualizado a mi pasado, a mi presente y a mi futuro. Cada minuto que se acaba igual que como comienza, cada minuto que comienza tal como se acaba. Y cada sesenta minutos pasa una hora, y cada veinticuatro horas pasa un día, y de día en día se nos pasa la vida, y nosotros nos lamentamos por el minuto que paso hace tanto, tanto tiempo, y no nos preocupamos por el minuto, hora o día que esta por venir. Y lo hacemos sin detenernos a pensar que en ese minuto que viene puede irse nuestra vida, así, simplemente en un abrir y cerrar de ojos, en un sencillo instante donde vemos cada uno de los minutos que dejamos ir como el aire mismo, minutos que ya no van a volver. Segundos que ya acabaron y lo único que nos queda de ellos es, con suerte, una imagen, sabor o aroma en el recuerdo.
Solo con eso nos alcanza, solo de eso nos aferramos: el recuerdo.
2 comentarios:
Carla, me encanta cómo escribís, te voy a seguir leyendo. Y claro que hay que vivir profunda, intensamente, cada instante y saborearlo lo más concientemente posible...
Gracias por el comentario en mi post sobre el concheteo, mal de estas épocas. Espero le sirva a tu amiga, ya me contarás.
Te mando un abrazo
Klau
Que lindo que escribis, es de verdad. Me pasa muy amenudo. Ahora te pongo para seguir asi leo todos los dias. ♥
Pasas ?
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